lunes, 21 de marzo de 2011

UTOPÍAS NÓMADAS

René Schérer. Tirant lo Blanch.

Traductores: Jose Ignacio Benito Climent.

Laura Vidal Català.

Este libro es una compilación de textos sobre educación, literatura y filosofía postmoderna (o epimoderna como le gusta decir al autor). Este ensayo fue publicado en 1996 por la editorial parisina Séguier. Y publicado en la nueva Colección Pensamiento radical que edita Tirant lo Blanch.

René Schérer desarrolla el concepto de hospitalidad, basado en un cosmopolitismo, defendiendo un nomadismo sin modelo.

El nómada como aquél que tiene observaciones dispersas, indiferentes a las limitaciones, a las fronteras.

La utopía es nómada, a la cuál se opone una realidad histórica más rica. Ésta no aísla ni se aísla de lo imaginario, contradice toda arrogancia, todo dogmatismo.

Despliega el plano de una tierra reequilibrada, con igualdad de bienes y fuerzas entre naciones y regiones desigualmente provistas. No se trata de dominio sino de alianza que requiere una hospitalidad extensa, “generalizada”. El autor dice que la utopía no tiene razón de ser si lo real se basta a sí mismo.

“Hay un desequilibrio entre los “mundos”, clasificados como “tercer”, “cuarto” y pronto “quinto” mundo; entre el prodigioso avance tecnológico en el dominio espacial y de la informática y la penuria cotidiana creciente”.

El problema de nuestro tiempo es la habitación de la tierra, que se trata de pensar lo que puede llegar a ser en un futuro inmediato.

De ahí sacamos la geo-filosofía, geo-utopía: La tierra como pensable y habitable en todos los sentidos y puntos; Habitable humanamente, dicho concepto requiere la hospitalidad.

Introduce dos conceptos, la habitación y la población (no son sinónimos). Y su idea integra que la población, con espacios de libertad y circulación tanto para animales como para los pueblos nómadas, está vinculada al progreso industrial, en contra de la tierra, no la habita.

Hay entonces un acontecimiento, que sería la manifestación y el nuevo comienzo, signo de la utopía o “aspiración a lo imposible”. Lo real “tal cual en sí mismo” en esto consiste y se transforma.

Dice que el fin del Imperio será la habitación utópica. Como idea fundamental la hospitalidad de la tierra y la del hombre en su estancia.

- La utopía como “pliegue de subjetivización” (elude al sujeto y a su transcendencia), que recorre la tierra, la refleja en sí en el pensamiento, la expresa, formula “el problema” y le da sentido, de forma “humanista”: la manera en la que estamos decididos a habitar la tierra como sujetos.

- Utopías “pedagógicas” (como prefiere llamar el autor a las nuevas formas de enseñanza): Éstas han tenido la pretensión de educar al hombre, a la espera, sincera o fingida de un hombre “nuevo”, de un “mundo mejor”.

La temporalidad de la utopía sería la existencia temporal proclamada en el 68 que provocaría sobretodo la tendencia a la ocupación. De la cuál habla el autor en el capítulo Cultura.

En dicho capítulo nos habla de la función utópica de la Universidad.

Mayo del 68 fue una fecha decisiva de REVOLUCIÓN CULTURAL, que cambió el modo de ser y pensar. Un giro de la vida, de la estructura universitaria, en la forma y las modalidades de los diplomas y controles. Las relaciones entre estudiantes y profesores.

El acontecimiento: La confrontación entre la Universidad y el ambiente del momento. Que se convierte en el punto de aspiraciones de juventud.

La cultura no sólo es lo que se enseña en universidades y demás sino el modo de vida. La función propia de la Universidad es la de ser hospitalaria.

El texto con su estructura puede aceptar cualquier desafío, es necesaria la utilización del saber para el éxito.

Según Gilles Deleuze: “la utopía no es un buen concepto”.

Pero la utopía es el todo en cada instante.

Ana Mª Alvado. 1º Bat x.

No hay comentarios:

Publicar un comentario